Un nuevo inquilino..

Estaba sentado como de costumbre en aquel gran sofa, dando leves hojeadas a cada revista de moda, no podía negar que habìa mucha competencia de por medio, mientras daba leves bocanada a aquel cigarrillo de mentol, que ya casi habìa acabado lo miro para luego apagarlo con el borde de la mesa, estaba demasiado aburrido, ya que casi no tenìa alguna sesión, por el momento estaba en espera que le llemaran y sin olvidar que habìa recibido esa mañana un correo en donde alguien habìa respondido al anuncio de cuarto adicional, solo habìa leìdo por encima, le daba igual quien fuera y como fuera, solo que pagara todo lo que debìa y no hiciera mucho ruido, ya que su último compañero no fue tan agradable que digamos, sin tomar en cuenta que la polícia parecia vivir más en su casa. Tosio un poco, al parecer parecía inicios de un fuerte resfriado, debido a su poco interés de llevar algo puesto, estaban entrando invierno y andaba como fuera por su departamento.

Encendio el televisor para ver algo de tv mientras esperaba a que sonara el timbre, estaba seguro que aquel inquilno tendría toda la info sobre el lugar, sino, culpa de él o del períodico por omitirla, paso cada canal, mientras se despeinaba un poco, era sin duda el día más aburrido en su vida, necesitaba sentir las cámaras, las luces, el movimiento de las manos de los maquilladores, todo eso, necesitaba sentir el calor de un estudio de fotografía, tiro a un lado del sofá el control remoto, para levantarse y caminar a la pequeña cocina, con una ventana que daba a la calle, abrio el refrigerado y solo tomo el cartón de la leche y entre leve sorbos miraba a la pequeña gente caminar de un lado a otro, sentia curiosidad de saber que pasabas por su cabezas, solo imáginaba los dialógos que podrian estar produciendose al ver como unos se unian en un lado, otros solo pasaba a dar dos palabras y continuar, le daba igual al final, al salir de aquella idea, sacudio el cartón notando que habìa acabado con la ùltima caja de leche de ese departamento, hora buena, ya que no podía moverse por la espera, solo tiro el cartón a la basura y regreso a la bulliciosa tv, que ahora mostraba un comercial de venta de ropa fuera de época, un sale como siempre, lo único malo era la chillona voz del dueño que gritaba desesperadamente por que la gente comprara todo lo que se habìa quedado en su tienda del año anterior. Se tiro en el sofa como si fuera a dormir, mientras tomaba una almohada cercana y la usaba. Volvio a cambiar el canal, para hora toparse con un drama del momento, lo único diferente de tantas otras era lo poco que usaba la principal y lo inútil que era el principal para conseguir a la chica luego de varios episodios, lo sabía ya que era el tema de los maquillistas en las horas libres. Bostezo sabìa que era casi ya la hora, pero solo se movio un poco dando la espalda al televisor, con un movimiento incómodo logro apagarlo mientras trataba de dormir algo, algo que la noche anterior no habìa logrado, ya que estaba nervioso por la futura sesiòn, sabìa que su manager habìa logrado un contrato jugoso con una compañía nueva, pero eso que más daba, debìa estar tranquilo y descansado. Sintio la leve pesadez en sus ojos mientras sacaba del bolsillo de su camisa la caja de cigarrillos y el lighter, el sueño era tanto que había olvidado sacarlos; los puso en la mesa, a la vez que se acomodaba y cerraba los ojos, tal vez, se despertaria al escuchar el sonido, le dio igual, era su dìa libre.

Debía encontrar rápidamente un lugar donde quedarme a vivir, ya que estaba abusando demasiado de la hospitalidad que me había dado Takashi al haberme dejado vivir allí una temporada. Si el piso hubiera sido un poco más grande o con una habitación más la verdad era que no me hubiese importado compartir piso con él. No obstante, no era de ese modo. El piso donde estábamos los dos apenas cabían dos personas y mucho más si en todo esto no eran pareja.

Por lo que no podía demorarme mucho más en encontrar algo para poder vivir, bien compartiendo algún piso con alguien o yo solo ocupando uno. Solo que si lo hacia por mi cuenta la cosa me saldría mucho más cara. Por lo que la mejor opción era buscar un piso con alguien.

Estando enfrente del ordenador empecé a vichear a algunas paginas donde había chicos anunciando que compartían piso. Lo malo de era que ninguno me quedaba cerca del lugar donde se encontraba mi trabajo y mi universidad, por lo que descarté varios anuncios que me convenían por el dinero. La tarde fue de la misma manera, no veía nada interesante y mucho menos que me pareciera convincente ya que no podía creerme que existieran pisos tan baratos. O tenían algún problema con el edificio o es que pasaba algo con el inquilino.

Ya cansado de no tener ningún bien resultado con mirar en Internet acabé desistiendo, por lo que me levanté de la silla y comencé a vestirme, aunque lo único que me faltaba era ponerme las zapatillas. Mirando la hora en el reloj del ordenador observé que eran la 1 de la tarde por lo que era muy buena hora para ir a comprar el pan a la tienda del lado. Saliendo por la puerta de la casa bajé las escaleras a toda prisa, encontrándome en el camino con la dulce ancianita del primer piso a la que saludé.

Cuando llegué a la puerta de la tienda había tres personas esperando y la cuarta estaba despachándose, mientras esperaba a que me tocase o no empecé a ver los carteles que solían poner la gente con fiso. Nada interesante por ver.

En ese tiempo habían despachado como a dos clientes, por lo que me faltaban dos más y ya me tocaría finalmente. Cuando finalmente me tocaba me di cuenta de que había colgado un cartel por la parte de atrás, en éste estaba escrito un nombre y un numero de teléfono; en el ponía que los metros cuadrados, las habitaciones que tenia y lo que una casa debía tener, como una cocina, un salón y un cuarto de baño. En la nota no ponía nada más que eso, por lo que cogí uno de los numeritos y me lo guardé en el bolsillo.

Comprando el pan y un par de refrescos, acto seguido salí de la tienda y me dirigí a casa. En cuanto llegué a la puerta y la abrí con la llave entré dentro, dejando las cosas encima de la cocina. Cogiendo el viejo móvil comencé a marcar a aquel numero y deje que sonara...


Era la hora establecida que habíamos quedado y me encontraba justamente en frente de su casa. El edificio parecía viejo, pero que lo habían restaurado recientemente en una enorme obra. Llamando al porterillo esperé a que me abriera el portón para poder entrar y así, de ese modo, poder echarle un rápido al piso.

Si no había nadie en la cola y podía quedarme allí, la verdad era que mucho no iba a dudarlo. Todo dependiendo de cuanto me pediría o si se encontraba el piso en condiciones.

Habia estado dando vueltas en el sofa, cuando escucho el llamado por el intercom, era aquel gordo portero que con su extraña voz anunciaba que el nuevo chico había llegado, se levanto con cierta dìficultad mientras, sacudia su cabeza, aun estaba atontado, dijo entre dientes una respuesta de momento para callar a ese hombre, lo odiaba, pero al final el sabor de un cigarrillo ayudaria a animarlos, lo cual no demoro en prender, se sacudio y acomodo la ropa, mientras arreglaba la sala un poco, no era que fuera un gran desorden, casi no estaba alli por tantas cosas de trabajo, pero bueno, no estaba de más, sacudio aquì, alla, movio una que otra cosa, tomo la basura y tiro lo que habia en los ceniseros y trato de ocultar el olor con algo de esos palitos de olor que tanto adoraba su jefe dejar en ese lugar, le molestaba la idea de que criticaran su habito, pero esta vez era una bendición. Todo estaba listo, en su lugar, tomo las llaves del departamento, las cuales guardo en uno de sus bolsillos, mientras bajaba las escaleras para recibir a aquel chico en el lobby. El cual era un lobby demasiado lugubre en iluminaciòn a diferencia de todo el edificio, adornado con objetos que trataban de imitar algo de clase, pero aún asi no podía quejarse era un buen lugar. Bajo las escaleras con gran agilidad para luego detenerse al ver quien era el que estaba, esperando junto a aquel portero.

Alzo las cejas, penso que seria una broma de mal gusto, pero al final, solo se encogio de brazos, mientras pensaba lo irónico que era tener al rival de su hermano como compañero de departamento. Presiono un boton para que una puerta se abriera, una nueva opcion agregada por el nuevo dueño, ya que mucha gente se quejaba de la forma como estaba programado el ascensor, o se estancaba o mandaba a los inquilinos a pisos diferentes, al excusa puesta fue que era problemas de campos magnéticos o algo asi, pero bueno que más daba ya estaba alli y debia atenderle.

- ya esto aquí- camino con tranquilidad hasta donde estaban aquellos dos, los miro detenidamente, no había notado que el portero andaba con unas prendas extrañas, parecidas a la de hacer ejercicio, trato de aguantar la risa, pero a su vez noto el enojo de aquel hombre.

- No solo soy portero, soy medio socio del dueño..acaso no puedo hacer ejercicio- se alejo refunfuñando, siempre era lo mismo, Rui lo provocaba y el hombre se retiraba diciendo maldiciones con toda la fuerza que daba su voz. Solo miro a aquel miserable hombre mientras movia su cigarrilo en la boca, había dado leves bucanadas y dejado salir este, para luego prestar todoa su atención a su compañero, ahora, de cuarto.

-Vaya, no pensaba verte por aquí- solto un poco de humo de su boca para luego, sacar las llaves del bolsillo en que las había guardado y jugar torpemente con ellas.

- Bueno, como acordamos, creo que es hora de que veas mi humilde morada, no tendra mucho, pero creo que es el espacio que buscas- en el télefono no habìa caido en cuenta de quien era en ese momento, tal vez, por estar medio ebrio cuando recibio la llamada, pero igual, sería un experimento interesante.

- Sigueme, evita el ascensor- murmuro por si el chico pensaba tomarlo, en eso presiono nuevamente el botón y empujo la puerta, la sostuvo y espero a que el chico pasara.

- sobre el portero no te sientas mal, es un perdedor, mujeriego, dice ser socio del dueño de esto departamentos, pero la verdad es que no tiene idea de cuanto desea el dueño botarlo,pero no puede, lazos de familia o algo- rio mientras seguìa subiendo hasta dar con su departamento, la puerta estaba bien segura con los barrotes que habìa puesto por si las moscas. Movio las llaves y abrio todo con agilidad, ya tenía la costumbre de hacerlo tan natural y sin problemas. Extendio una de sus manos y pido al chico que entrara, para cerra luego con un leve sonido la puerta.

- Sientete como en casa, puedes echar un vistazo a el lugar- saco de sus labios el cigarrillo que estaba casi por terminar y lo presiono contra un cenizero que estaba cerca. Para luego prender otro, mientras se sentaba en una silla dejando al chico pasear libremente por el departamento.